Bueno, quizá no igual que cualquier otra, como podrá ver el lector. Se trata de una familia numerosa (o más bien, supernumerosa), algo que no resulta muy común hoy en día. La gran diferencia, sin embargo, no está en su número, ni tampoco en sus ingresos (modestos), en su casa (algo estrecha para tantos), ni en ningún otro aspecto secundario, sino en su mismo centro, porque es una familia que se esfuerza por hacer que su centro sea Dios.
El resultado: milagros. Milagros de andar por casa, como los que necesita una familia. Milagros en las alegrías y en el sufrimiento, en las estrecheces económicas, en el trabajo, de viaje y en el hospital, en la debilidad humana y en la esperanza. Su historia ha sido desde el principio una historia de salvación, como la del pueblo de Israel, y este libro cuenta esa historia para dar con ella gloria a Dios.