Este libro debería titularse Lo pequeño es hermoso. Se ocupa de empequeñecer el mundo para jugar con él, pero también para abarcarlo. Además, si en la imaginación miniaturizante puede encerrarse todo lo bueno y todo lo malo, ¿a cuento de qué dispendios salvajes en otras tan grandes? Un retorno a lo pequeño, ese es el mensaje, y para abrir boca, una buena dosis de placeres menguantes