Muy joven empieza a amasar su fabulosa fortuna: con polvo de escarabajo sudanés inventa unas píldoras de extraordinarias virtudes afrodisíacas, funda un «banco de esperma» y, en compañía de la excitante Yasmin, parte en busca de celebridades, cuyo semen congelado será adquirido a precio de oro por acaudaladas clientas, ansiosas de tener retoños con pedigree. En este peculiar safari, las aventuras picarescas, a veces escabrosas, otras delirantes, se suceden a un ritmo trepidante. Yasmin, armada con las infalibles píldoras, seduce a Stravinski, Renoir, Picasso, Nijinski, Joyce, Freud, Einstein, Conan Doyle, Proust y una apreciable colección de testas coronadas.