Tel-Aviv, 2005. Santiago Borní y Sana Serfati, profesores universitarios en París, coinciden en un congreso sobre judeoconversos españoles. Santiago sufre una grave alteración psicológica por la trágica y reciente muerte de su hijo en un accidente de automóvil. Arrastrado a territorios peligrosos en la frontera israelí con Cisjordania, afirma, en una lengua desconocida, que su nombre es Jamaica. Dana va en su busca por aquellos lugares donde antes había vivido en un kibutz con su ex-marido, y lo encuentra retenido. Finalmente, encontrará a Jamaica en un documento antiguo sobre la conquista. ¿Es posible que Santiago no esté tan loco? Quizá el universo delirante en el que sobreviven tenga una explicación plausible en el pasado
Ambientado en Israel, París y Granada, y a caballo entre el siglo XVII y el presente, Mi nombre es Jamaica constituye un viaje conmovedor y alucinado al corazón de nuestra historia. Sus personajes conocerán el amor, la locura y la violencia de nuestros días, y se sumergirán en un oscuro episodio durante la conquista de América. La historia de un héroe sometido, la de una familia marcada por la tragedia y la de un loco actual de brillante lucidez. Una historia sobre el dolor y, sobre todo, sobre el Mal, y también sobre el amor y el sufrimiento de la condición humana, siempre bajo el paradigma de la más pura novela de aventuras.