Expresar con estas palabras mi dura experiencia, me recuerda cada día lo luchadora que me he vuelto. Cada progreso y cada sonrisa de mi hijo, me hace sentir que estoy viva de nuevo. Un hijo, al que no le daban esperanzas de sobrevivir y luchó con todas sus fuerzas para quedarse a mi lado, tal y como le pedí. Tan sólo 26 semanas, 31 cm y 740 gramos de peso.... pero con una fuerza arrolladora capaz de superar cualquier barrera, con una fortaleza maravillosa, que nos da lecciones de vida todos los días... a mi, a su padre y a toda aquella persona que quiera conocer nuestra historia. Tiene alegría y ganas de vivir....sobre todo MUCHAS GANAS DE VIVIR.