La publicación en 1975, año de la muerte de Francisco Franco, de la traducción de este titulo en la insuperable traducción de María Luisa Balseiro, supuso un auténtico soplo de aire fresco en el panorama editorial, incluso vital, español. El descubrimiento de esta regocijante recreación de una infancia libérrima en un lugar paradisíaco acompañada de una galería de personajes llamativos y estrafalarios que dejan cada día abierto a lo inesperado es un canto a las más secretas aspiraciones del aherrojado hombre de las sociedades modernas.