Desde el primer instante del nacimiento de mis hijos, me pregunté cómo podía explicarles la vida y con lo que se iban a encontrar. Cómo enseñarles, cómo guiarles y protegerles para que no les faltase lucidez y paz en sus caminos.
Entonces empecé a escribir lo que yo sé y he aprendido, para que les sirva de puente en su recorrido y para que atrapen la felicidad. Para que puedan leer y reflexionar, incluso cuando yo ya no esté con ellos.
Mis hijos, los hijos e hijas de todos los que ahora nos toca abrirles el camino, mientras aún estamos abriendo y aprendiendo sobre el nuestro.
Un libro para tocar el corazón de adolescentes, adultos y ancianos. Sean o no sean padres.
Un libro para leer poco a poco o de una vez, impregnándose de cada palabra y en cada frase.