Rompo, aquí y ahora, con amor, las viejas barreras de percepción y comprensión para poder comenzar a sentir, pensar y expresarme tal y como yo elijo. Dejo atrás para siempre todo lo que alguna vez pensé y pensaron acerca de quién soy yo.
Acepto quién soy yo en realidad, todo lo bueno que merezco y lo que ofrezco al mundo desde mi más pura esencia. Y así es como lo manifiesto, a través dell poder de la palabra.
Renuncio, aquí y ahora y para siempre, a la necesidad de aprender desde el sufrimiento y el deterioro físico. Sigo adelante, con la intención que acompaña al pensamiento de quien verdaderamente soy».