No, no es esta una novela sobre el Egipto de los faraones sino sobre sus «bajos fondos»: sus calles, sus gentes y su sabiduría milenaria, y la voz de quien nos guía por ese laberinto de lugares y pensamientos está empapada de un sano desdén por las cosas que tanto parecen importar a muchos humanos. En Mendigos y orgullosos, como en el resto de su obra, Cossery nos muestra que el poder es sobre todo, y ante todo, ridículo. Y que solo la alegría de vivir importa.