Memorias de un Trepa es el testimonio de las aventuras y desventuras de Máximo, personaje que el autor va presentando como un tanto ladino, pícaro y socarrón, unas veces y otras como ingenuo o necio. Todo válido para sus fines. Constituye una fascinante radiografía de la sociedad y una aguda crítica de su alma, de cuyas virtudes y miserias, los personajes que desfilan por la narración son un acabado compendio. Su versatilidad puede inspirar en el lector desde lástima y misericordia hasta repugnancia y asco. El autor, con inusitado dominio de la palabra y léxico erudito, al tiempo que con expresión viva y mordaz, va mostrando la vida y milagro del protagonista desde sus progenitores hasta su ocaso. Con un estilo desenfadado y lacerante desliza reflexiones lúcidas sobre la dignidad, la verdad, la falacia, la moral y el honor frente a las conductas ?frecuentemente embarulladas ?de los trepas y que llevan a cualquiera ?en su perplejidad? a sumirse en la duda de si Máximo fue víctima o verdugo. Seguramente cuando Plauto ?en su obra Asinaria? dijo que «el hombre es lobo para el hombre» (homo homini lupus), no imaginó el mundo insidioso, cainita y alucinante en el que iban a cometer sus trapacerías este farsante y cofrades fariseos. Como colofón, no se puede por menos que decir que se está ante una obra incisiva, audaz; puro deleite, que no dejará indiferente a nadie y enganchará al lector más exigente.