Después de que China asumiera el control absoluto del Tíbet en 1959, fue acusado de ser un enemigo del estado, y fue arrestado y encarcelado durante veinte años.
En la actualidad y desde su exilio en Dharamsala, Rimpoché recuerda esos años escribiendo estas memorias como un tributo al coraje y a la valentía de muchos tibetanos de a pie que sacrificaron sus vidas por la causa de la libertad, y como un testimonio de la inenarrable inhumanidad que todavía caracterizan muchos aspectos del dominio chino sobre el Tíbet actual. El libro ofrece un relato franco del lama desde los primeros años, en los que en varias ocasiones puso en peligro su propia vida al desafiar a las autoridades penitenciarias, hasta un periodo posterior en el que aparentemente se convirtió en un activista chino por las razones que expone en la última parte del libro.
El lama cuenta sus experiencias en las confesiones públicas (thamzing), su reeducación comunista y, sobre todo, el día a día en la cárcel de Drapchi en Lhasa. También describe los años de la revolución cultural y finalmente su reeducación por el trabajo que le permitió salir de prisión y más tarde exiliarse en India.
El libro ofrece un relato personal de una época de penalidades, de continuos sobresaltos e incertidumbres para convertir a los tibetanos en hombres nuevos y de cómo el lama lo vivió intentando recordar sus creencias budistas.
No tengo el coraje para enfrentarme heroicamente al enemigo.
No tengo el orgullo para poder competir con otros.
No tengo la avaricia de conseguir fama para mí.
Todo lo que tengo es esta historia personal desnuda y sincera para el que se digne a escucharla.
Lama Keutsang Rimpoché