El rey D. Joâo V necesitaba herederos y, como doña Maria Ana no los concebía, él promete levantar un convento en Mafra a cambio de tener herederos. Simultáneamente, asistimos a la vida cotidiana del pueblo a través de la visión de un soldado que perdió la mano izquierda en la guerra contra los españoles. En un auto de la Inquisición, Baltasar conoce a Blimunda, una mujer con poderes mágicos que ve dentro de las personas, y cuya madre fue desterrada a Angola por tener poderes semejantes. Desafiando los rigores de la religión, ambos se casan mediante un ritual de sangre. Baltasar se convierte en ayudante del padre Bartolomeu, que, bajo la protección del rey, trabajaba en inventar una máquina para volar. La máquina de volar simboliza dos ideales: los cultos, representados por el propio padre Bartolomeu, y los populares, personificados en Blimunda y Baltasar.
Una narración directa, sin concesiones, vigorosa y rica. Este escritor da al lenguaje de esta novela el tono de las narraciones históricas y realiza con él verdaderos malabarismos sintácticos.