Argumento de Memoria de la Transición
La historia se alimenta de hechos y la memoria de recuerdos. La memoria es selectiva, y la historia, también. Por lo tanto, el olvido es una circunstancia común en la narración de los hechos y en la construcción de la imagen del pasado. Pero cuando los hechos se imponen por las armas, los vencedores imponen también su historia y condenan al olvido la memoria de los vencidos. Por eso, para reconstruir la historia, es necesario contrastar el relato de los vencedores con la memoria de los vencidos. Tras la Guerra Civil, los vencedores escribieron su historia y honraron a sus muertos, pero los vencidos no pudieron hacer lo mismo, y sus hijos, tampoco. En los últimos años, se han rescatado testimonios y se han sacado a la luz hechos que clamaban desde el fondo de una historia terrible, pero todavía hay muertos sin identificar en demasiadas fosas. Muchas familias sufrieron esa amargura durante 40 años de franquismo y en la Transición siguieron guardando en su memoria la reivindicación de sus muertos, por temor a las consecuencias de reabrir esa herida. La generación de la Transición no pudo saldar esa deuda con el pasado. La Transición española pasó de puntillas sobre los rescoldos de aquel horror y la memoria de los vencidos siguió llevando su luto por dentro. La generación de la Transición hizo posible el pacto constitucional, pero no todo se pudo pactar.0