En todos estos niveles parece desarrollarse una conciencia cada vez más hiper-sensibilizada: multitud de nuevas asociaciones de defensa y protección del medio, incorporación de estos problemas en los programas de otras ya existentes, reuniones de expertos -a escala nacional e internacional-, conferencias políticas, perturbaciones violentas del orden social, incorporación de la lucha antipolución como objetivo a los planes de desarrollo, campañas masivas de concienciación a través de los medios, reformas -en este sentido- de los distintos niveles de la enseñanza.
Estos fenómenos sociales constituyen un objetivo de estudio interesante para el científico social por una doble razón. Por un lado, son todos los niveles de la realidad social los que están implicados: lo biológico y lo cultural; lo individual y lo colectivo; lo político, lo económico, lo ideológico, lo jurídico; los procesos de socialización. Por el otro, estos fenómenos se presentan como novedad. Evidentemente, el fenómeno mismo de la degradación no es nuevo. La novedad se presenta, en primer lugar, por la amplitud de la degradación, y, sobre todo, por la conciencia masiva de esta degradación.
La cuestión del medio ambiente, en su efervescencia de la década de 1960, es una cuestión radicalmente crítica, haciendo especial referencia a la sociedad capitalista avanzada. En la actual década, sin embargo y como se verá, la cuestión es planteada por el propio poder político y presentada por él como una de las metas políticas más importantes. Y desde este propio poder son lanzadas continuas campañas de «información» y «educación» dirigidas a la conformación de una nueva sensibilidad ciudadana.
Cómo se opera este salto de la cuestión crítica radical a la mera política del poder establecido en las sociedades capitalistas avanzadas; qué condiciones estructurales permiten a estas sociedades operarlo; qué mecanismos están poniendo en juego para que se realice con éxito. Sobre este grupo de preguntas está dirigida la atención de este trabajo.