Como un taller repleto de utensilios ajados por tantos usos del artesano, las ciencias exactas cuentan con multitud de herramientas gastadas de tanto repetirse por aquí y por allá para formar la música, la naturaleza, la técnica. Basta con observar atentamente a nuestro alrededor para percibir hasta qué punto las ciencias exactas nos envuelven. De la mano de estos 24 capítulos el lector averiguará la increíble conexión existente entre la miel y los patos, entre las estrellas y los terremotos, entre un edredón y un perro, entre un queso de tetilla y el faro de un coche.
Este libro también contesta a la eterna pregunta del estudiante «. y esto, ¿para qué sirve?», pues en las clases de ciencias exactas abundan las herramientas y escasean los objetos reales, sembrando de desasosiego a muchos jóvenes que no ven aplicación alguna en la abstracción que la pizarra les impone.