Argumento de Marruecos a Través de sus Mujeres
Nacida en Fez, en el seno de una familia burguesa, y educada por mujeres analfabetas, enclaustradas en nombre del honor y la tradición, Fátima Mernissi pudo escapar al destino que esa misma tradición le reservaba. Es doctora en sociología y profesora universitaria. Consultora de diversos organismos internacionales (BIT, UNESCO, UNI), se ha especializado en el estudio de la condición femenina en las sociedades musulmanas. Aunque más conocida entre nosotros por sus recuerdos de infancia y juventud (Sueños en el umbral), estudios como Sexo, ideología e Islam (1975) y Sultanas olvidadas (1990) han sido traducidos a numerosas lenguas. Esta editorial ha publicado dos de sus obras más importantes: El miedo a la modernidad: Islam y democracia, lúcido análisis del conflicto entre Islam y democracia en el marco del nuevo orden mundial establecido tras la guerra del Golfo, y El harén político: el Profeta y las mujeres, en que se adentra en los orígenes del Islam para explicar las causas de la misoginia imperante en las sociedades musulmanas. En el «Prólogo» a Marruecos a través de sus mujeres, la autora presenta su encuesta a mujeres de horizontes tan distintos como Batul Yeluna, nacida en un harén del que nunca salió sino para visitar a su hermana, que tenía la precaución de cerrar con llave la terraza paraíso de las mujeres enclaustradas , entregándosela a su padre mientras duraba la estancia de las jóvenes, o Aixa, la niña que a los doce años regresa a la aldea para contraer matrimonio, después de haber servido desde los siete en familias de la ciudad, o Habiba, analfabeta e inválida, quien pasados los cuarenta, se lanza a un viaje iniciático del que regresará confirmada en su vocación de vidente: «Nací en 1940, y muy pocas mujeres marroquíes de aquella generación tuvieron acceso a la escritura, y menos todavía a la enseñanza superior. Tengo, pues, un sentimiento muy fuerte de haber escapado al analfabetismo por un milagro que raya en el absurdo. Para mí, tratar de que una mujer analfabeta se exprese, es dar la palabra a ese yo que podría haberse visto abocado al ancestral silencio. Mi relación con la escritura y con el uso que hago de ella está muy condicionado por ese hecho. En los coloquios, seminarios, mesas redondas y conferencias en los que participo, dentro y fuera del país, y que suelen ser casi exclusivamente masculinos, me siento en la posición de un mirón, o más bien, de una mirona. Tengo la profunda sensación de pertenecer al mundo del analfabetismo, en el que estuve inmersa hasta los veinte años, fecha en la que alquilé una habitación en la ciudad universitaria de Rabat. Entonces pasé a formar parte del medio del saber , de la "escritura y del título , es decir, del medio que sigue siendo predominantemente masculino».0