Esta novela está basada en hechos reales. Las experiencias de Mariló no son necesariamente las mías propias, como sucedía en mi primera novela La Niña de la Guerra, pero sí se asemejan a muchas que he vivido o me han contado. El resultado de este libro es el reflejo de un anhelo personal por volver una y otra vez a la tierra que me vio nacer a la que tanto tengo que agradecer. Mataluenga, mi pueblo y el de Mariló, un paraje único que se desliza en forma de valle escoltado por sendos ríos, Omaña y Luna, desde las escarpadas montañas occidentales, nacidas de la cordillera Cantábrica, hacia la basta meseta que es el reino leonés. Una tierra dura y fuerte pero bella como ninguna, quizá gracias al cariño y respeto con que sus gentes han cuidado el medio natural que les ha dado de comer durante generaciones.