Argumento de María Ward : Peregrina de la Esperanza
PRÓLOGO: ESBOZO DE UNA PERSONALIDAD HISTÓRICA Las iniciativas de futuro eclesiales se personalizan en mujeres y hombres que, movidos por Dios, aportan a la humanidad y a la Iglesia vías nuevas de evangelización para necesidades y mentalidades diversas de las del pasado. Y es que estar atentos a las novedades que se van produciendo en la Iglesia y en el mundo a lo largo de los tiempos, capacita para detectar los movimientos del Espíritu que buscan una renovación constante para que el Mensaje no quede fuera de la época concreta en que es transmitido y sirva para el crecimiento adecuado según nos signos de los tiempos. María Ward miró atentamente al mundo de su tiempo para descubrir sus interpelaciones, por eso ella constituye uno de los casos más sorprendentes entre los pioneros que han abierto nuevos caminos. Su idea de las posibilidades pastorales de la mujer no fue aceptada en su tiempo más que por un círculo reducido de personas. Pero gracias a su tesón y a su confianza en Dios y en su propia obra, las mujeres han podido ver evolucionar su participación en la vida eclesial y en la vida religiosa desde la clausura más rigurosa a las actividades más de frontera reservadas casi exclusivamente a los hombres. Con ello empieza la vida de un Instituto de corte moderno, sin la clausura, con capacidad de movimiento, sin la tutela de alguna orden religiosa masculina y gobernado sólo por mujeres, logrando para la vida religiosa aquello que Ignacio de Loyola hizo con la Compañía. Son importantes las envidiables cualidades humanas junto al poder de la gracia con que Dios dotó a María Ward. Su manera de actuar, con un coraje invencible, era más admirable que imitable. En todo era sencilla y natural teniendo un don singular para convencer. En las mayores aflicciones no perdía nunca la calma, demostrando un gran equilibrio de espíritu, siempre firme e inalterable.0