Maria La SerranaPresente, pasado y futuro se funden y toman la forma de una mujer que fue capaz de vivir y morir por defender su derecho a ser feliz a su manera. Son recuerdos de mi niñez en los veranos que pasaba en aquella hermosa y apartada aldea de La Alcarria en un ambiente muy marcado por la no demasiado lejana contienda en la que imperaba una moral casposa repleta de convencionalismos sociales.