Juan José Isac, Doctor Infierno, como gusta de hacerse llamar entre sus allegados, acredita una larga y acrisolada experiencia en el mundo de la neurociencia y la psiquiatría, no siempre como enfermo. Su tesina sobre La oreja, un rico aporte proteínico neuronal , fue calurosamente elogiada y supervisada personalmente por el Doctor H. Lecter, con quien le une una estrecha relación. Tan estrecha que uno de sus mismos pabellones auditivos fue deglutido en cierta ocasión por el doctor durante una cena de trabajo, si bien Lecter siempre sostuvo que aquello obedecía a un prurito estrictamente académico. De este modo, la ausencia de referencias auditivas impulsó a Isac a iniciar un ambicioso ciclo de conferencias por todo el mundo sobre la realidad de la ciencia cognitiva, sin que alcancemos a saber qué tiene que ver una cosa con otra. Durante ellas fue expuesta su conocida teoría del huevo duro en la que afirma que el origen de todas las dolencias psíquicas se halla en una incorrecta dosificación de la ingesta de huevos duros, sin que Isac nunca haya querido revelar en qué consiste esa teoría y cuál sería la dosificación idónea. Tales conferencias llegaron a hacerse muy populares, especialmente las correspondientes al ciclo estructuración cognitiva y relajación que acababan indefectiblemente con Isac liado a bofetadas con algún sector del público.