Diseñar buenos productos editoriales es un oficio complejo, porque exige el conocimiento de muchas disciplinas. Es necesario saber de la lengua (amarla, de hecho), tanto en sus aspectos ortográficos como en los ortotipográficos; es comprender al autor y al lector, manejar los procesos de la comunicación y la percepción; tener profundos conocimientos de la tipografía, de su historia, de la tipología y las técnicas con que se manejan las letras; también es saber de ilustraciones y de legibilidad...
Este libro explora aspectos que nunca antes habían sido tocados en una misma obra. En sus investigaciones, el autor se lanza más allá del campo del diseño en visitas a la psicología, la oftalmología, la optometría, la paleografía y otras ma¬terias. Comienza con un análisis del texto como medio de comunicación; luego nos cuenta cómo fueron los comienzos de la imprenta, para entrar enseguida a analizar los diversos sistemas de medidas tipográficas. Sigue con una exposición sobre lo que se sabe y lo que se ignora del proceso de la lectura y la legibili¬dad. La tercera parte está dedicada a la tipología: el estudio de las letras como moldes de imprenta, sus formas y variaciones, sus transformaciones a lo largo de la historia. Lo que sigue se dedica al papel, los formatos, la diagramación y las ilustraciones; también introduce una manera novedosa y útil de abordar los proyectos editoriales. La quinta parte cubre los principales aspectos de la orto¬grafía y la ortotipografía, y cierra con una sección sobre barbarismos tipográficos. El penúltimo capítulo es un diccionario de signos tipográficos, y el último, una descripción de las partes de los libros.
Toda la obra está salpicada de referencias históricas, ilustraciones, citas de autores fundamentales, anécdotas y comentarios, críticas y toques de humor. Es un libro hecho con pasión, cocinado lentamente.