Este no es un libro para aprender a jugar al ajedrez. Se trata de una guía de apoyo dirigida a padres, monitores o personal docente que son aficionados o, como mínimo, ya saben jugar con soltura, y que desean transmitir este conocimiento a sus hijos o alumnos. Porque enseñar ajedrez a un niño supone hacerle un regalo para toda la vida. Y en el proceso se establecerá una complicidad y un vínculo muy especial entre padre e hijo, entre maestro y aprendiz.
Este manual proporciona un método de enseñanza ordenado que te facilitará la tarea de enseñar a jugar al ajedrez, ofreciéndote soluciones a las dificultades más comunes que encontrarás y proporcionándote multitud de ejemplos didácticos, no tanto para convertir al niño en un gran jugador, sino en un buen pensador. Y contiene muchas observaciones didácticas que se pueden extrapolar a otros ámbitos, fuera del tablero.