La fuerza de estos antiquísimos dibujos tallados sobre piedra es uno de los pocos secretos rescatados de la nebulosa historia de los celtas, una de las culturas más antiguas y ricas que jamás hayan existido.
Estos mandalas celtas nos desvelan la importancia de la naturaleza, cuyos guardianes somos nosotros, los seres humanos. A través de las figuras mandálicas (el círculo, la serpiente, la cruz celta, y, sobre todo, la espiral), se nos revela asimismo la íntima conexión del hombre con el más allá.