A la histórica reivindicación feminista en lo tocante a la sobreexigencia de que son objeto las madres, la autora añade una nueva faceta al plantearse qué estamos haciendo al trasladarles aquello que más nos cuesta aceptar.
Porque, al hacer que tengan el deber de sufrir todo tipo de crueldades, estamos cerrando los ojos ante las flagrantes desigualdades que nos rodean.
Valiéndose de artículos, obras literarias, documentos oficiales o ejemplos de la vida diaria, la obra de Jacqueline Rose se erige en definitiva como una incisiva y apremiante llamada a la acción: o reconocemos de una vez qué es exactamente lo que estamos pidiendo que las madres hagan en y por el mundo, o seguiremos destrozando sin remedio
el mundo y a las propias madres.