De esta forma, el lector vivirá en primera persona la fascinación de las cortes renacentistas, con el Papa Alejandro VI, el más corrupto de los pontífices, y su diabólico hermano, César. También con los maridos de Lucrecia, expulsados, asesinados, humillados, y sus amantes, el primero de todos el gran humanista Pietro Bembo, con el que compartía el amor por el arte, por la poseía y el teatro. Todos ellos peones del despiadado juego del poder.