Luces y sombras: ?Trenzó el pelo en una coleta y así, suelta, lo dejó caer por el hombro, y buscó un abrigo que también había sido de Mónica y que le había dado no hacía ni dos semanas, quedando aún mucho de su elegancia.
No lo pensó dos segundos.
Ni siquiera se detuvo a reflexionar lo que había ocurrido.
Había ocurrido y ella presentía que volvería a ocurrir de un momento a otro.
Así que, puesto que tenía remedio, asió el saco de viaje y se lanzó a la puerta.
Cinco minutos después, atravesaba la calle y caminaba presurosa hacia la autopista.
No tenía ni un solo franco, ni amigos a quienes recurrir en aquel instante.
Así que dejó el saco de viaje junto al arcén y esperó a que pasara un coche y la recogiera.?