Escritas con pocos meses de diferencia, en 1919 y 1920, después de una prolongada crisis creativa, las dos piezas reunidas en este volumen son unánimemente consideradas la cima del teatro de Valle-Inclán, lo que vale por decir que se cuentan entre las cumbres indiscutibles del teatro español (y europeo) del siglo XX, sobre el que han ejercido una persistente influencia.
Por vías distintas -pues sus escenarios respectivos son la Galicia rural y el Madrid de la bohemia modernista-, las dos marcan un punto de inflexión en la trayectoria de su autor, que funda a partir de ellas una estética propia, el esperpento, con la que aspira a captar «el espíritu trágico de la vida española».
Reseñas:
«Valle-Inclán parece que escribió para nosotros y para quienes vengan después que nosotros, y es al mismo tiempo nuestro predecesor y nuestro contemporáneo.»
Antonio Muñoz Molina
«Una poderosa inyección vigorizante para la literatura en idioma castellano.»
Juan Carlos Onetti
«Valle-Inclán, el gran renovador del teatro español del siglo XX.»
Ramón Irigoyen, El País