Lucas de Ibarra narra sus hazañas de marino en la armada del rey Felipe II. Seducido e ilusionado por el mar y por la señorial visión de sus tíos que pertenecían a las armadas de guerra de su majestad, embarca en el Santa María de la Cabeza, un galeón oceánico donde su tío Antonio de Ibarra, era oficial de derrota.
Llega en sus periplos a Cartagena y es destinado al San Andrés en el que se ve inmerso en unas misteriosas desapariciones, siendo requerido una y otra vez por los diversos personajes que se encargarán de las indagaciones de las mismas.
Desde el primer momento, don Agustín Losilla, su capitán, lo tomara como su escribano particular y se erigirá en su mentor. Con el ascenso del capitán, veremos a Lucas junto a éste en situaciones y conversaciones de alta responsabilidad política, mantenidas con personajes tan importantes como don Álvaro de Bazán, don Luís de Requesens, el gran maestre de la Orden de Malta y el mismísimo rey don Felipe II. Acompañará a Losilla en sus viajes por Bizerta, Trípoli, Alejandría
Incluso cuando viaja a Sicilia, en presencia del mismísimo virrey se compromete a viajar a Malta y combatir en la defensa de la isla frente a los turcos.