Lubitsch dirigió su primera película en 1914, y forjó una asociación con la actriz Pola Negri que les lanzó a ambos al estrellato internacional. Invitado por Mary Pickford, desembarcó en Hollywood en 1922 y en los años siguientes firmó títulos como "El desfile del amor", "Un ladrón en mi alcoba" y "La viuda alegre", donde fue perfilando el conocido "toque Lubitsch": diálogos chispeantes, tramas sofisticadas y una ingeniosa habilidad para sugerir más de lo que mostraba, lo que le valió el apelativo de "director de puertas".
Tras su breve e infausta experiencia como jefe de producción de la Paramount en 1935, Lubitsch hizo sus películas más polulares: "Ninotchka", "El bazar de las sorpresas", "Ser o no ser", "El diablo dijo no"... Si el corazón no le hubiese fallado cuando sólo tenía 55 años, es muy probable que la leyenda del director que elevó la comedia cinematográfica a alturas hasta entonces impensables fueso hoy aún más grande.