Paracelso, indudablemente, fue alguien sobresaliente en su época: la época del siglo XVI, cuando toda la ciencia médica dormitaba canturreando los oráculos de Avicena y de Galeno. Médico y Alquimista a la vez, se alza contra ciertas leyes establecidas en los libros médicos de los griegos y de los árabes. Su filosofía destila a través del lenguaje vulgar, un lenguaje dirigido a sus enfermos y clientes, pasmados ante su difícil saber.
Las teorías de Paracelso, por muy extrañas y vulgares que parezcan, adquieren casi su óptimo grado de lucidez, a tenor de los tiempos durante los cuales vivió.
Paracelso poseía un gran poder magnético y se vanagloriaba en conocer la universalidad de las leyes astrológicas, este tándem de conocimientos le procuraba la absoluta confianza de sus enfermos.