¿Pueden las matemáticas ser divertidas? Sí, con el enfoque adecuado. Y en este libro lo encontramos; Rafael Vizcaíno, el abuelo, escribe poemas que en realidad son enunciados de problemas matemáticos, poemas en que, además, los protagonistas son animales, de los que resalta divertidas características e historias. Así, los niños se entretienen, aprenden sobre la naturaleza, ejercitan la mente lingüística a través de las rimas, y la matemática con la resolución de los problemas propuestos; problemas que, al estar ubicados entre rimas de ameno contenido, no causarán el tradicional temor en los niños.