Plantea así un recorrido histórico cuyos principales hitos son: los primeros libros en barro, huesos y tablillas de cera o madera, en Mesopotamia; los rollos de papiro en la biblioteca de Alejandría, Atenas, Pérgamo y en la antigua Roma; la biblioteca del templo de Salomón y los manuscritos del Mar Muerto; los libros de bambú y seda en la antigua China y el Japón; los libros sagrados de los Vedas en la India y de los muertos en el Tíbet; los manuscritos de Bizancio; la transmisión del Corán por todo el Islam; el paso del papiro, primero al pergamino, y luego al códice, a lo largo de la Edad Media; el surgimiento de las bibliotecas monásticas y universitarias; los manuscritos mayas, aztecas e incas. Una apasionante historia del libro y la escritura que, casi perdida, es necesario salvar del olvido, en beneficio de toda la humanidad.
El hombre es la única especie sobre la Tierra que logró escribir. La aparición de la escritura supuso una transformación completa en la memoria colectiva de una docena de civilizaciones fundadoras. De la escritura se llegó con prontitud a la necesidad de un soporte. El invento del libro comenzó como algo sagrado, en el interior de los templos. La escritura, desde Egipto hasta China, fue una hazaña que se mantuvo como un secreto entre los anónimos escribas que, sin saberlo, cambiaron para siempre la transmisión del conocimiento y dieron sentido al mito de los orígenes: al igual que los hombres, los libros acabarían siendo constituidos con barro y dotados de la magia del verbo.
Este ensayo rinde homenaje a toda la tradición cultural que tuvo a los libros como algo sagrado, dignos de veneración y fuente de conocimiento. Lo insólito es que esta fascinante «tecnología de la memoria» se mantuvo en el tiempo, a pesar de los desastres naturales, las destrucciones y las guerras. Para completar su investigación, Báez ha realizado una larga marcha de varios años por todo el mundo, desde las arenas de Jordania, Yemen, Irán, Siria, Líbano, Qatar, Kuwait, Egipto y Afganistán, hasta tierras de Indonesia, China y Japón; sin olvidar sus visitas a las bibliotecas, archivos y museos tanto de España, Alemania, Holanda, Francia, Reino Unido, como de México, Argentina, Brasil, Perú y Bolivia.