¿Qué ocurriría si los medios de comunicación anunciaran el descubrimiento de una poetisa del siglo VII a. de C., amiga de Safo y autora de unos versos eróticos grabados sobre el mármol de una tumba griega? ¿Cómo se valoraría su escritura, ignorada por los expertos? ¿Y si se determinase su inautenticidad, o se tratara de una falsificación incuestionable, pero perpetrada por un gran escritor contemporáneo? ¿En qué términos apreciamos la diferencia entre el original y la copia perfecta? ¿Qué factores intervienen en la experiencia estética? ¿Afecta la firma del poeta a la vivencia de la lectura? Maria Rosell propone en este ensayo una lectura renovadora de la historia de la poesía, siguiendo la pista a una faceta de Max Aub poco abordada: la lírica apócrifa.