Argumento de Los Ojos Habitados
La patria del hombre no es aquí la lengua sino los ojos: no es aquí el lenguaje sino la visión. Poemas visuales -podría decir alguien y no se equivocaría porque estos trece poemas de García-Osuna, desde luego, lo son. Sin embargo, al definirlos como visuales, es mucho aún lo que queda sin decir. Y eso que, con el término visuales, queda oculto y todavía sin decir, es nada menos que el ser mismo de los poemas: lo que estos poemas son en sí. Los ojos habitados hablan, más que de un modo de mirar, de un modo de visión. En la quinta de sus Elegías Duinesas Rilke habla de die Rose des Zuschauens: de la rosa de la contemplación. García-Osuna la sitúa en los ojos y, a la vez, más allá: la supone en el aire y en un pacto inexplicable / de la línea y las huellas / que termina en silencio. Por eso lo que queda y conforma la única posible percepción es ese arpegio / captado / por los que mantuvieron el sagrado fuego / de los éxtasis y sólo entregan sus cartas a la tierra / y le ponen final al mapa de su pecho. García-Osuna busca, pues, no un poema-cuadro ni un poema sobre un cuadro, sino una serie de visiones que, por haber sido contempladas, se conviertan en vivencias en sí.0