Argumento de Los Naufragios del Desierto
Como los versos de Khalil, los de Zingonia Zingone nos
hablan en el idioma del candor en lo que tienen de blancura y
ausencia de malicia. Pero no debemos olvidar que la palabra
candor comparte su origen etimológico con incandescencia, es
decir, con aquello que arde en una eterna combustión. Ardor y
candor. No encuentro mejores palabras para definir la poética
de este nuevo libro que nos entrega Zingonia, una mujer que no
sabe de demonios porque prefiere brindar con los ángeles. Los
tres poemas que componen Los naufragios del desierto tienden
naturalmente a la narrativa y a la creación de personajes de
ensoñación oriental (Khalil, Soraya, Bâsim) que por momentos
nos recuerdan la imaginería y la riqueza verbal del primer
Darío y de Omar Khayyam en la versión de Edward Fitzgerald.
Pero la elección del verso libre y la ausencia de rima les otorgan
a estos poemas una plasticidad y un encanto que los hace
decididamente contemporáneos, es decir, nuestros.
Las palabras de Zingonia, como las de Khalil, son dardos
arrojados certeramente al silencio. Y llegan a nosotros
candorosas y limpias.0