En un lenguaje personal, casi secreto, Jirgl pinta un paisaje del que sobresalen tres mujeres, tres generaciones marcadas por la experiencia vital del exilio. Incapaces de soltar el lastre de haber sido expulsadas de su tierra natal, vivirán siempre con la conciencia de estar desplazadas. Estamos ante el retrato fiel y cercano de una familia en busca de su lugar en la Alemania de la postguerra, de unas mujeres que como única herencia traspasan al protagonista masculino de la última parte del libro el legado de formar parte de un mundo desarraigado, de un proyecto de vida inacabado.
Una historia de amor allí donde el amor se resiste a manifestarse. Una lección de fuerza vital escrita en un estilo que juega con las palabras y los signos de puntuación como si fueran colores de una paleta. Una saga familiar ligada al destino de los sudetes exiliados después de la Segunda Guerra Mundial.
Reinhard Jirgl recibió el premio Georg Büchner en 2010.