Según el autor, Europa (superada después por su filial cultural norteamericana) transmitió a casi todos los demás conjuntos étnicos un legado paradójico y fatuo: el mensaje de la herencia. Y, así, Europa y Estados Unidos, en nombre de la joven, voluble y agresiva diosa Libertad, llevaron hasta las regiones más alejadas un arriesgado experimento;
Las modernas generaciones de padres son débiles desde un punto de vista civilizador, de forma que estos progenitores potencialmente terribles solo pueden aportar una descendencia con este mismo potencial. En este sentido, este libro podría considerarse un libro negro, pero extraordinariamente revelador, sobre las generaciones venideras.