La tesis que defiende Carmen Gurruchaga en estas páginas es que «ETA creció en su carrera de matanzas porque encontró un hábitat, un ecosistema psicológico, social, económico y político en el propio País Vasco» que se lo permitió. Y que ha contado con algunos bastiones muy definidos a lo largo de su historia: la conservadora sociedad nacionalista; la fanática Iglesia vasca; buena parte del empresariado autóctono, que ha cedido al chantaje del impuesto revolucionario; y Francia, que durante treinta años les prestó la inmunidad y las bases operativas.
La autora de Los «cómplices» de ETA, que vive exiliada de su tierra tras un atentado consumado, no guarda, sin embargo, sentimientos de revancha. Ha logrado escribir este libro con honestidad, en la confianza de que la debilidad que se palpa en la organización etarra pueda constituir el principio del fin.
ACOGIDA DEL LIBRO
"No es este libro una "caza de brujas". No muestra rencor hacia quienes han apoyado a ETA. Simplemente relata las situaciones y las analiza. No busca el efectismo ni la erudición. Simplemente pretende narrar de una forma clara y sencilla la enfermedad de una sociedad donde la violencia ha sido y es una forma consentida de relacionarse entre los individuos". Damián Giménez Fernández, "Elsemanaldigital.com".