El medievalista y folclorista victoriano, Montague Rhodes James, considerado el gran padre de la literatura de fantasmas y autor de los mejores clásicos del género, concibió la trama de Los cinco frascos en 1916 y decidió escribirla como regalo para su pupila Jane MacBryde. Berenice publica por primera vez en español este clásico del género fantástico juvenil, y lo acompaña en apéndices con el relato "El campo de juegos después de anochecido", que según todos los especialistas en M.R. James, "debe ser leído como una especie de complemento a Los cinco frascos...". En la estela de obras maestras como las Fantasías de George MacDonald o Alicia en el País de las maravillas de Lewis Carroll, esta historia de espectros, en principio escrita para niños y jóvenes, tiene todos los ingredientes para emocionar a lectores de todas las edades.