Argumento de Los Cinco Estigmas del éter
En Los cinco estigmas del éter, el lector no acude al teatro como forma de escapismo y evasión, sino que se asoma a la cercanía del apocalipsis en un acto valiente de autoexploración y crítica. Antonio César Morón vuelve a sobrecogernos con estas cinco obras en las que distopía y realidad recorren de la mano el interior de nuestra
conciencia. Las piezas golpean porque retratan universos imaginados y a un tiempo aterradoramente cercanos: la explotación del inmigrante, el intercambio mercenario de sexo, la vigilancia de nuestras mentes a través de la publicidad, la ocupación del cuerpo de la mujer o la compra-venta de vidas humanas. Un paisaje tan habitual que
hemos aprendido a no verlo para lograr sobrevivir.
En Valla de Melilla, Morón versifica el problema social surgido tras la construcción del muro alambrado, última frontera entre Europa y África. La inmigración es elemento
fundamental también de Radiografía de puta y poeta, retrato de la necedad de un mundo que comercia con sexo y versos de amor. En Los bárbaros, el escaso valor de la vida humana se negocia entre gente que desconoce su propia identidad. Isla de Sesgos cuestiona la utilidad de una resistencia que combate el abuso con la esterilidad de cuerpo y alma. Por último, Estructura abisal de la melancolía, pese a ser quizás el relato más futurista, se reconoce tan próximo que estremece, con su publicidad invasiva y el consumo como herramienta impuesta para
escapar a nuestra miseria.0