Cuando Padre desaparece de forma inesperada, y en extrañas circunstancias, Roberta, Peter y Phyllis y su madre tienen que abandonar su feliz y holgada vida familiar en Londres para ir a vivir entre estrecheces a una pequeña casita -llamada Tres Chimeneas- en una aldea en el campo. Allí los niños encuentran entretenimiento en una cercana estación de ferrocarril, y hacen amistad con el mismísimo Jefe de Estación, con Perks el Mozo o con el intrigante Anciano Caballero que les saluda puntualmente desde el tren de las 9,15. Pero no logran olvidar el misterio que ha producido tantos cambios en su vida. Madre no quiere decir nada y los chicos saben que es mejor no preguntar pero ¿dónde está Padre? ¿Volverá algún día? Berenice publica por primera vez en español Los chicos del ferrocarril (The Railway Children), un clásico de la literatura juvenil en inglés que no ha dejado de editarse desde 1906. Considerado entre lo mejor de la obra de E. Nesbit, una magistral escritora, pionera del género infantil y juvenil, que ha ejercido influencia directa en P. L. Travers (autor de Mary Poppins), Edward Eager, Diana Wynne Jones o J. K. Rowling. C. S. Lewis ha escrito largamente sobre la influencia de Nesbit en su saga de Narnia, y hoy está considerada en Reino Unido como la "abuela de Harry Potter". "La autora con la que más me identifico es E. Nesbit. Es fabulosa, hizo geniales y graciosas historias de fantasía. Sus niños son muy reales y fue totalmente innovadora en su tiempo." J.K. Rowling «¿Qué libros leía cuando era niña? Pocos. Una vez encontré uno de E. Nesbit en una biblioteca y ya nunca dejé de buscarlos por todas partes...» Diana Wynne Jones, autora de El castillo ambulante "Junto a Lewis Carroll, E. Nesbit es la mejor de los fabulistas ingleses que han escrito sobre los niños (para niños y para adultos), y como Carroll fue capaz de crear un mundo mágico enteramente propio.» Gore Vidal en The New York Times Review «En cuanto a mis libros para niños, los empecé en la tradición de E. Nesbit. Sin su «The Aunt and Amabel» no hubiera empezado con las tierras de Narnia.» C.S. Lewis