Unos y otros volverán a oír las canciones de Imperio Argentina o Los cinco latinos; comprarán de nuevo el aceite de hígado de bacalao para evitar el raquitismo de la posguerra; se emocionarán con Gento y Kubala; viajarán en trenes de vapor; si pueden, ahorrarán para comprar una vespa o un seiscientos; bailarán en los guateques; quizá sufrirán la censura sentimental y recordarán, en fin, que casi todo era pecado en una España que comenzaba a perder el gris para recuperar el tecnicolor.