Jugar en un equipo de primera división es el sueño de cualquiera. Para Kibo, sin embargo, perdido en un poblado africano era algo que ni le entraba en la cabeza: para él el fútbol consistía en disfrutar con sus amigos. Un día, el hermano del padre Bernabé vino de España a pasar con él las vacaciones y le vio jugar... ¡Era una estrella! ¡Había que llevarle a Europa! Entonces comenzó una verdadera aventura para Kibo, que ni se imaginaba lo que iba a ser convertirse en jugador profesional de fútbol.