1973. La debilidad física de Franco y del gobierno de Carrero Blanco, contrastan con la dura represión policial ejercida sobre las huelgas en el cinturón industrial de Barcelona y sobre las movilizaciones sindicales y universitarias. Didier, un terrorista procedente de Francia con el encargo de distraer la atención de los responsables de la Brigada Político-Social para favorecer la preparación de un gran atentado en Madrid, llega a Barcelona en esa densa atmósfera represiva y con la pena de muerte aún vigente. La especulación urbanística y la corrupción política conforman el lienzo sobre el que se esboza la realidad social de la ciudad y el impacto político de los actos de Didier. 2013. Cuarenta años más tarde, un Didier, ya viejo, regresa nuevamente a Barcelona para encontrarse con una ciudad muy diferente a la que conociera en los años setenta.