Lo que una vez se llamó Flora recrea y recurre a la intriga, el terror, la fantasía y un humor negro y socarrón en ocasiones, retratando la realidad actual, las relaciones personales y sus afecciones. Sus líneas referenciales parten indiscutiblemente de la mitología desarrollada en su literatura por Howard Phillips Lovecraft, Los Mitos de Cthulhu, y por autores que siguieron sus pasos argumentales.
Bajo la Ciudad Condal, un horror antediluviano se agita. Al anochecer, sus siniestros agentes surgen de alcantarillas y túneles de metro. Cuando regresan a las profundidades de la tierra, dejan una estela de dolor y familias desesperadas.
Frente al horror, tres individuos que ya no tienen nada que perder: Tomás, un detective privado al borde del abismo. Juan Antonio, un ciego que desconoce el secreto de los túneles que se extienden bajo la ciudad. Elvira, una agente del gobierno atrapada en las oscuras intrigas de sus superiores.
En su lucha por salvar a la humanidad, tendrán que afrontar temibles retos, poner a prueba su cordura, desvelar secretos milenarios y descubrir la verdad sobre lo que una vez se llamó Flora. Una raza de zombis, dos imaginarios del terror, un demonio, una Barcelona agujerada por multitud de obras a cada cual más significativa, una narración que discurre durante unos cuantos días del mes de junio de 2009 en la superficie de la ciudad y bajo tierra en galerías profundas y laberintos de piedra. Un espejo maldito. ¿Te atreverás a mirar en su interior?
Hay miradas que matan.