El acierto de las constelaciones estriba en la atenuación de los impulsos inconscientes que originan comportamientos destructivos. El proceso alcanza los mecanismos invisibles de la mente y del corazón, para revelarnos con asombrosa concreción de qué manera los problemas individuales se entretejen en un tapiz más extenso formado por traumas familiares ancestrales. Rápidamente desaparecen el rencor y la inquina de los malos recuerdos, a la vez que la mente se abre al amor por la vida y a la compasión por los demás. Problemas que parecían enquistados, son de repente solucionados.
Los reclusos de Llevo tu corazón en mi corazón cumplen largas condenas por delitos violentos, la mayoría de ellas de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Representan a los clásicos marginados de la sociedad y personifican el mal una vez sometido a la justicia de los hombres. Haber podido compartir con ellos las constelaciones familiares ha sido en verdad una gran experiencia. Estos hombres vivieron hechos horribles difíciles de imaginar; pese a ello, se han esforzado por encontrarles a sus almas una puerta de salida.
Una vez al mes, durante más de cinco años, Dan Booth Cohen ha estado dirigiendo círculos de constelaciones familiares sistémicas en los que intervenían internos de un centro penitenciario.
Este libro, además de presentarnos la esencia enriquecedora de esa experiencia, dedica unos cuantos capítulos a informarnos acerca de las raíces históricas de las constelaciones familiares y de la filosofía que subyace en las mismas, todo ello escrito y fundamentado con el mayor rigor.
DAN BOOTH COHEN
Dentro del campo de las constelaciones sistémicas, Dan Booth Cohen destaca como moderador, instructor y autor.
Doctor en Psicología, es también licenciado en Empresariales y Humanidades. Además de empresario, pacifista y asesor, desde el 2000 se ha dedicado al estudio de las constelaciones sistémicas. Se formó con Bert Hellinger y otros destacados profesores en el Instituto Hellinger, y ha actuado de vínculo entre Hellinger y la Casa de la Esperanza de Elías Jabbour, Centro Internacional de la Paz, en Israel.