Hace cosas que no son propias de una princesa: se viste de cuero negro con una capa y una espada y va en busca de piratas y criminales a los que detener. El rey y la reina están preocupados, ya que no creen que ningún príncipe se pueda enamorar nunca de Lisa. Pero la desobediencia de Lisa llega hasta el punto de ir a rescatar al príncipe del reino vecino que ha sido secuestrado por un dragón. Se hacen amigos y, juntos emprenden el regreso a casa, ya que no son auténticos príncipes sino tan solo dos chicos normales.