Los ecosistemas acuáticos fluctuantes son probablemente el tipo de hábitat acuático más característico de nuestro país ?junto con los arroyos, los ríos estacionales y las ramblas? y, desde luego, uno de los menos estudiados en profundidad en lo que respecta a su ecología acuática. En estas zonas, que se conocen popularmente como ?humedales?, el esfuerzo investigador se ha dirigido fundamentalmente hacia el estudio de su avifauna (Cirujano et al., 1992). Cuando existen datos limnológicos, suelen limitarse a muestreos únicos que permiten conocer de una forma general lo que hay en el ecosistema, pero no son suficientes para saber cómo funciona y cuáles son sus tendencias futuras y su dinamismo, con lo cual resulta muy aventurado extrapolar los datos o extraer conclusiones para la gestión de otros humedales.