La muerte de un amigo, una exposición y la lectura de un libro se confabulan para suscitar en el narrador el hallazgo de una expresión perdida: «estado de ausencia». Embarcado en la búsqueda del secreto que se oculta tras esa expresión, y para descubrir todos sus posibles sentidos, el narrador interpela a protagonistas de novelas, a testimonios de escritores y pintores, a estados de ánimo provocados por ciertas piezas de música. Hasta que se le revela una sucesión de ideas y de imágenes que envuelven el recorrido vital del propio narrador. Porque siguiendo los indicios que esa expresión deja en autores como Ernst Jünger, Baudelaire, Proust, Llull o Samuel Beckett, el narrador identifica una cualidad viva y desconcertante. Un don que lo transforma todo en una realidad que desborda la lógica de la certeza y la verosimilitud.