Las pasiones y las emociones van de la mano; pero estos sentimientos han desencadenado en el hombre decisiones lamentables cuando no se han conectado con la razón; una persona verdaderamente madura, es la que sabe controlar las emociones, para ello, es necesario el temple que se adquiere no solo por el conocimiento, sino también por una experiencia espiritual. La iluminación en el espíritu del hombre, es la que le dará el control y dominio a todas sus emociones. Darle rienda suelta a todo lo que nos dicta el corazón, puede ser una catástrofe con grandes pérdidas; sin embargo, con un poco de sabiduría, podemos revertír el mal. La ecuanimidad en las emociones nos traerá descanso. Sometiendo las emociones viviremos victoriosos.